En una universidad americana, un profesor de economía nunca había suspendido a un solo alumno, hasta que una vez suspendió a toda la clase. Esa clase en particular había insistido en que el socialismo realmente funcionaba: con un gobierno asistencial intermediando en la riqueza, nadie sería pobre y nadie sería rico, todo sería igual y justo. Entonces, el profesor les dijo:
"Está bien, vamos a hacer un experimento socialista en esta clase. En vez de dinero, usaremos sus notas, las que obtengan ustedes en las pruebas. Todas las notas serán concedidas con base en la media de la clase y por tanto serán 'justas'. Todos recibirán la misma nota, lo que en teoría significa que nadie será suspendido y tampoco nadie recibirá un 10".
Tras la primera prueba, el profesor calculó la media y todos recibieron un 7. De esta forma, quienes estudiaron con dedicación quedaron indignados; pero los alumnos que no se esforzaron, quedaron muy felices con el resultado.
Para la preparación de la segunda prueba, los estudiantes flojos estudiaron mucho menos (ellos esperaban sacar notas buenas de cualquier forma) y los que al inicio habían estudiado mucho decidieron que ellos también se aprovecharían del tratamiento propuesto para sus notas. Como resultado, la media de la segunda prueba fue de 4. Por supuesto, a nadie le gustó...
En la tercera prueba, la media general fue de 1.
Surgieron los desacuerdos entre los estudiantes y la búsqueda de culpables llevó a malas palabras, que pasaron a ser parte de la atmósfera de la sala de aquella clase. La búsqueda de "justicia" entre los estudiantes había sido la causa principal de las quejas, mientras que el odio y el sentido de injusticia se convirtieron en parte común de ese grupo.
Al final del curso, nadie quería estudiar para beneficiar al resto de los estudiantes... Todos los alumnos suspendieron y hubieron de repetir aquella materia... El experimento fue un fracaso.
Para sorpresa de los alumnos, el profesor explicó:
"El experimento socialista fracasó, porque cuando la recompensa es grande, el esfuerzo por el éxito individual es grande; pero, cuando el gobierno quita todas las recompensas, tomando los logros de otros para darlos a los que no se esforzaron, entonces nadie más va querer hacer su mejor esfuerzo".
1. No se puede llevar al más pobre a la prosperidad, quitando la prosperidad del más rico.
2. Para cada uno que recibe sin haber tenido que trabajar, hay una persona trabajando sin recibir. Y esto no va por jubilados o pensionistas, que ellos han trabajado y cubierto su parte. Pero sí por los "free riders" (parásitos).
3. El gobierno no consigue dar nada a nadie sin que para ello no tenga que quitar algo a otra persona.
4. Al contrario de lo que predica el socialismo, es imposible multiplicar la riqueza intentando dividirla.
5. Cuando la mitad de la población entiende la idea de que no necesita trabajar, entonces la otra mitad entiende que no vale la pena trabajar para sustentar a la primera mitad.
Ese momento es el principio del fin de una nación.
(Anécdota atribuida a Winston Churchill)
No hay comentarios:
Publicar un comentario