
Quedamos en silencio. Él seguía de pie, mirándome como si esperara una respuesta. Incómodo, por fin repliqué: "Sí, conozco casos. Pero tú también fumas. ¿A qué viene esa preocupación?". "Ahora, dime —continuó—, ¿alguno era calvo?". Me vino el recuerdo de algunos conocidos que habían muerto por esa enfermedad: Javier, mi querido Andrés, el viejo Lucas... Y de pronto caí en la cuenta: ¡ninguno de ellos era calvo! Todos lucían una magnífica cabellera antes de enfermar. Miré al desconocido con curiosidad, sorprendido por el hallazgo. Él me sonrió, se dio unas palmaditas en la calva y se alejó, fumando tranquilamente.
Tabaco © Fernando Hidalgo Cutillas - 2011

Los mejores cuentos y fábulas en un solo tomo
3 comentarios:
¡Ay, Fernando! creo que diste en el clavo. Los fumadores que tienen cabello son más propensos al cáncer...
¿A qué se deberá exactamente?
Besos!
Blanca
Blanca lo sabía......mummmmm..... y qué estudiamos sobre las féminas que todas tienen cabello, claro.....?????
Todo a su tiempo.
Rorins
Hola Fernando.buen post el tabaco perjudica seriamente la salud , yo ya no fumo desde hace 20 años.
Sigo tu blog y desde este espacio te invito a visitar el mio.Gracias.
Un cordial saludo de MA .
Publicar un comentario