"A ver si escribes una historia con cien palabras", me ha retado Elisa.
De baja estatura y con la fuerza de un toro, su cara de viejo en un cuerpo juvenil hacía de su edad un enigma. Le acertaron el nombre: Panikós, pues pánico producía su presencia. Con un émbolo de hierro y un mazo, remataba a los heridos sin remedio de un golpe en la nuca. Unos decían que disfrutaba; otros, que bebía para soportarlo. Todos lo rehuían pero, próxima la batalla, le daban unas monedas: “Acuérdate de mí”. Las tomaba sin mirarlos y seguía bebiendo y maldiciendo a los dioses.
Panikós © Fernando Hidalgo Cutillas - 2011
TIEMPO EN HISTORIAS
Los mejores cuentos y fábulas en un solo tomo