Como un aviso, como una premonición. No parece que calara muy hondo el mensaje, cuando tenemos de nuevo, aunque por los pelos, un gobierno dirigido por el flamante Pedro Sánchez. Sí, ése que se ha ganado el apodo de "Falconetti" a base de ir en el avión presidencial a todas partes. Y, por si fuera poco, esta vez con los comunistas de Podemos y toda una serie de estrafalarios personajes y personajas en el paquete.
Nadie podría decir que la crisis del 2008 o la actual del coronavirus sean culpa del PSOE. Absurdo sería hacerlo. Pero hay que reconocer que el PSOE tiene muy mala suerte, siempre le toca... ¿Y que tiene de especial una crisis con el PSOE a los mandos? Pues que son unos pésimos gestores. La ocultan por intereses de partido, la niegan por ignorancia, y no hacen nada hasta que les explota frente a las narices. A ellos y al país entero.
¿No hacen nada? Eso no es exacto. Sí hacen. La complican, la endemonian aún más, hunden lo que quizá aún podría salvarse. Recordemos el famoso Plan E de Zapatero. El buen hombre —por llamarlo de alguna manera sin violar los derechos de autor de Pérez-Reverte— gastó 13.000 millones de euros del erario público para, según él, "potenciar el empleo". Fue al inicio de la crisis, en 2008, recién reelegido con la promesa de dar 400 euros a cada español.
Fue tirar el dinero, nada menos que 13.000 millones de euros con los que tanto se podría haber hecho más adelante. Un 1,2% del PIB, un esfuerzo hasta entonces sin precedentes. Dos años después, ni papel higiénico había en los hospitales. ¿Y ahora? ¿Qué apostamos?