Me hago eco de esta carta abierta que je recibido por WhatsApp
Sr. Javier Lafuente Sancho
Rector de la Universitat Autònoma de Barcelona
Mi nombre es Jose Alfon Coriat. Desde el año 2006 he colaborado con la UAB como profesor en la asignatura Farmacología del grado de Veterinaria (años 2006-2009), Bioquímica y Ciencias Biomédicas (curso 2017/18) y desde el año 2012 en el Master de Farmacología. Es una actividad que me aporta gran satisfacción y complementa intelectualmente mi trabajo en la industria farmacéutica. He tenido y tengo una excelente relación con mis colegas profesores, mis alumnos y el personal administrativo. He de reconocer que una de mis mayores satisfacciones como profesor ha sido el recibir aplausos de mis alumnos al finalizar la última clase del período lectivo.
Obtuve el grado de Farmacia y el Master en Ciencias Farmacéuticas en la Universidad Hebrea de Jerusalén (Israel) donde tuve compañeros judíos, musulmanes, cristianos y ateos, todos integrados y trabajando colaborativamente. Posteriormente obtuve el Doctorado en Farmacia en la Universitat de Barcelona. Como judío, español y catalán estoy muy orgulloso de lo que aporta cada uno de estos factores a mi persona y no podría entender que faltara uno de ellos.
La guerra que azota a Gaza y a Israel desencadenada como consecuencia del despiadado ataque de Hamás a Israel el pasado 7 de octubre no ha dejado a nadie indiferente. Pero no nos debería extrañar lo sucedido, no hay que olvidar que uno de los puntos de la Carta Fundacional de la organización terrorista Hamás no es la creación de 2 estados conviviendo en paz, sino la creación de un único estado islamista “desde el río hasta el mar” regido por la sharía y su con la discriminación de cualquier minoría, mujeres, cristianos..., y con la consiguiente destrucción de Israel. Esta organización es el gobierno de facto de Gaza desde que Israel abandonó unilateralmente este territorio en 2005. Hamás cuenta además con el respaldo mayoritario de la población, tal como se ha visto en numerosas y escandalosas imágenes de celebración de la muerte y el martirio donde abundaban los niños.
Las imágenes que hemos visto de la destrucción de Gaza son impactantes, pero no olvidemos quien es el principal causante y quien obtiene mayor beneficio: la organización terrorista Hamás. Por cada muerto retransmitido en directo por televisión obtiene más rédito. Sin mencionar que habría que cuestionar las infladas cifras de bajas aportadas por Hamás, siempre aceptadas sin discusión y nunca contrastadas de forma independiente.
La decisión del órgano de gobierno que Ud. preside de cortar relaciones con las Universidades israelíes me deja perplejo. Es una decisión basada en un análisis sesgado que tiene una visión simplista e infantil de un conflicto muy complejo, donde no todo se reduce a un conflicto entre malos y buenos. Hamás, por ejemplo, tiene el respaldo de estados como Irán desde el punto de vista logístico, Yemen, militarmente o Qatar económicamente, entre otros. No he visto mención alguna a ninguno de estos tres países en su declaración. Las únicas palabras que he visto en su mensaje son de acusación a Israel con un mensaje que dice textualmente que se ponga “fin a la colonización de los asentamientos, la ocupación, el saqueo, la expulsión y el apartheid llevados a cabo por el Estado de Israel en Palestina”. En Gaza no hay asentamientos, ni ocupación, ni siquiera judíos, tan solo los que permanecen secuestrados por Hamás; al contrario, en Israel el 20% de la población es árabe, y sigue creciendo. Saqueo, violaciones con mutilaciones genitales, asesinatos desde bebes hasta ancianos de más de 1.200 personas en tan solo unas horas fue perpetrado por Hamas en un intento de genocidio de la población israelí. Apartheid es difícil que haya en Israel donde hay desde parlamentarios, hasta miembros de la corte suprema, profesores universitarios y estrellas de televisión que son árabes. Por el contrario, en todos los 22 países árabes no hay más de 10.000 judíos del casi millón que había hace tan solo 100 años; y no se fueron por su propia voluntad sino por el ambiente antisemita que siguió a la creación del estado de Israel. Israel, por su parte, no es ni de lejos un oásis de perfección, pero es al menos un estado de derecho democrático, con sus virtudes y defectos, todos ellos criticables.
Es difícil decir tantas mentiras juntas, como las que ha vertido en su mensaje dirigido a todo el colectivo de la UAB. Cuanto más cuando proviene del máximo responsable de una institución académica, que con sus palabras desprestigia. Es un mensaje que tiene un total desprecio por el sufrimiento israelí, incluyendo los numerosos universitarios (profesores y alumnos) de este país que han perdido la vida en atentados. A día de hoy, 58 inocentes civiles siguen secuestrados (de ellos como mucho 20 con vida) por Hamás en los túneles de Gaza que se han construido derivando la ayuda humanitaria mundial. Una ayuda que ha servido además para enriquecer a los dirigentes de Hamás que disfrutan de un lujoso retiro en Qatar. No he leído ni siquiera un atisbo de comprensión al sufrimiento del lado israelí, donde desde niños hasta ancianos sufren día a día los efectos de la guerra: misiles que llueven del cielo, carreras a los refugios (que yo mismo he sufrido) y atentados terroristas. Se calcula que se han lanzado más de 20.000 misiles hacia Israel desde el inicio del conflicto. Estos misiles que se lanzan de forma indiscriminada con el objetivo de causar el mayor daño posible a su población civil no han causado toda la destrucción que buscaban gracias a la tecnología de defensa de Israel.
Tampoco me consta que su universidad haya tomado medidas similares contra los países anteriormente mencionados o cualquier de los otros países del mundo (sin querer dar ejemplos) que reprimen a sus ciudadanos, mujeres, grupos LGTBI u otros, a niveles extremos; es una doble vara de medir totalmente inaceptable.
Israel es un país vibrante, tolerante como poco con la diversidad cultural, ideológica, de religión y orientación sexual. Tiene un alto nivel de democracia y su separación de poderes es equiparable a la media europea. Sus universidades son ejemplo por su ubicación en los rankings internacionales (algunas por delante de la UAB, por cierto); por no decir que desde el punto de vista político se suelen encontrar entre las instituciones más críticas con el gobierno actual.
La discriminación sufrida por Israel hoy en día en instituciones académicas como la UAB recuerda la sufrida por los judíos en la Europa nazi del siglo pasado donde los judíos eran apartados completamente de la vida académica; porque no nos confundamos el antisionismo actual es el antisemitismo que ha mutado.
No sé hasta donde quiere llegar su Universidad en la discriminación de Israel, por lo que antes de verme personalmente afectado, y por todo lo mencionado anteriormente, le comunico que no continuaré como profesor de su Universidad. Muy a mi pesar no puedo seguir manteniendo una relación profesional con una institución dirigida con esta política. Estaré encantado de volver a participar de la experiencia de enseñar aprendiendo si, quizás en el futuro la institución que preside toma una posición que se aleje del antisemitismo.
La resolución del problema palestino israelí no se resolverá con actitudes como la suya, tan solo ayudará a agrandar la brecha, el resquemor y la desconfianza que ya existen entre las dos posiciones.
Con mis deseos de shalom, salam, pau entre todas las partes.
Atentamente,
José Alfon